Escuchar las noticias de intoxicación en el PRONAA, la indolencia de las nuevas autoridades, el tratar de buscar culpables, trasladar culpas e ineficiencias me hace escribir esta nota, totalmente diferente a los temas que nos convocan, la gestión de los recursos hídricos, pero no puedo dejar de comentar que los aspectos técnicos, la adecuada dirección, el principio de respeto por los demás, la vocación de servicio no puede estar reñida con los argumentos técnicos y científicos.
Recuerdo el año 1993, mi amigo, el Ing. Rodolfo Muñante Sangineti convoca a un número de profesionales jovenes para que lo apoyen en la gestión del PRONAA, una institución caótica, desordenada, sin sistemas de control con ineficiencias, con una historia quizás peor a la cual asistimos en la actualidad.
Inicialmente nuestra actitud fue de negativa, era un Ingeniero Agrícola, y me preguntaba que podía hacer en una institución de apoyo alimentario como el PRONAA.
Asistimos con el Ing. Muñante a una distribución de alimentos en Puente Piedra, un caos: distribución en un parque, convocatoria con megafonos, camiones, camionetas y motos impedian el transito, colas interminables donde se “colaban” de todo, no sabíamos si se entregaba de verdad a madres de los comedores, si sobraban alimentos estos no regresaban a los almacenes del PRONAA, en una sola frase esto se llamaba CAOS.
También salia de la Universidad con conocimientos de nuevas herramientas de gestión que por esos años se venían recién implementando: Los SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICO – SIG.
Obviamente no teníamos presupuestos para poder desarrollar un SIG en el PRONAA, eran costos prohibitivos hacerlo, pero teníamos la lógica de su uso, la filosofía de lo que eran esas herramientas, basado en las ÁREAS HOMOGÉNEAS que por esos años nos enseñaba el amigo Humberto Barreno en la Universidad Nacional Agraria dentro del curso de Planeamiento Rural.
Teníamos el problema y contábamos con las herramientas científicas, no con los medios pero si con las ganas de transformar ese desorden en orden y sobre todo teníamos el apoyo del Ing. Muñante una profesional a carta cabal que nos daba el total apoyo para poder hacer lo que fuera necesario para poner fin a este caos.
Iniciamos ubicando el hilo de la madeja de ese desorden, EL PADRÓN de comedores. Mediante un CENSO DE COMEDORES ubicamos con alfileres de colores, en un gran mapa mural de Lima Metropolitana, cada uno de los casi 5,000 comedores. Para este censo contamos con el apoyo de 270 estudiantes que en un lapso de dos meses y medio recorrimos cada barrio de Lima. Parte de estos estudiantes ubicaban en el mapa los comedores que encontrábamos en el día. Definimos claramente los Conos de Lima: Centro, Este, Oeste, Sur y Norte. Luego agrupamos comedores en función a su concentración formando aproximadamente 179 grupos, dentro de cada grupo de comedores identificamos uno que reúna las condiciones de accesibilidad, nivel de organización, condiciones de infraestructura, facilidad de llegar a él y lo denominamos CENTRO DE ACOPIO.
Luego establecimos RUTAS DE DISTRIBUCIÓN que unan esos centros de acopio para contar luego con Rutas por cada uno de los conos, de esa manera podíamos hacer programas de distribución y sobre todo orden en la misma, ya no se convocaba por medio de perifoneo sino por convocatoria a través de los centros de acopio.
Esto se acompaño con mejoras en las condiciones de almacenamiento: balanzas, control de stock, control de calidad, personal de estiba, maquinaria de estiba, programas de limpieza y desratización en otras palabras ORDEN.
En la presentación podrán ver de una manera gráfica el proceso seguido. Cuando se quieres hacer las cosas bien no hay nada que lo pueda impedir, si se tiene la adecuada dirección, el personal comprometido, los medios tecnológicos y sobre todo las ganas de trascender como la teníamos todo el equipo que en esos años acompañamos la Ing. Muñante, hasta el año 1997 que decidimos permanecer en esta necesaria institución, demostrando de esa manera que para todo hay soluciones cuando se quiere hacer bien las cosas.
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