En los diferentes talleres de fortalecimiento de capacidades en Gestión de Recursos Hídricos que realizamos, el público objetivo son muchas veces personas adultas, iniciamos con una parabola de Osho, de su obra: Cuando el calzado es cómodo...... te olvidas del pie. En ella se resalta de manera clara lo que es de verdad enteder, conceptos, ideas, reglas... y del cumplimiento de estas últimas, con el fin de propiciar un cambio. Comparto con ustedes esta parabola:
El Comprender y el seguir reglas
Un pretendido sabio, casi un rabino ............ digo casi porque aunque era rabino, ser un autentico rabino es difícil. Ser un autentico rabino quiere decir estar iluminado. De hecho, solo era un sacerdote que no sabía nada. Pero la gente decía de él que era un sabio. Un día regresaba a su casa de un pueblo vecino. Al pasar, vio a un hombre que llevaba un hermoso pájaro. Le compró el pájaro. y empezó a pensar para si:
Cuando vuelva a casa me comeré al pájaro; qué hermoso es".
De repente, el pájaro dijo: ¡Ni lo pienses!
¡El rabino se asustó!
¿Qué? ¿me has oído hablar? - preguntó
Si y no soy un pájaro común y corriente. Yo también soy casi rabino en el mundo de las aves. Y te daré tres consejos si prometes liberarme - dijo el pájaro.
El rabino pensó para sí: Este pájaro habla, sí que debe ser alguien que sabe Así es como nosotros actuamos: ¡Si alguien puede hablar, entonces debe saber! Hablar es muy fácil, saber es muy difícil, no existe relación entre ambas cosas. Se puede hablar sin saber y se puede saber sin hablar. No existe ninguna relación. Pero para nosotros, alguien que habla es alguien sabio.
Muy bien, dame los tres consejos y te liberaré - aseguró el rabino.
Muy bien, contestó el rabino.
Segundo consejo: hagas lo que hagas, nunca intentes lo imposible, porque que entonces te convertirás en un fracasado. Así que se consciente de tus límites. Alguien que conoce sus límites es un sabio, y quien va más allá de sus límites es un estúpido - dijo el pájaro.
El rabino asintió y contestó: ¡Muy bien!
y - dijo el pájaro- este es mi tercer consejo: si haces algo bueno, nunca te arrepientas; arrepiéntete solo de lo malo.
El consejo era maravilloso, estupendo, así que el rabino liberó al pájaro. Feliz y contento, el rabino empezó a caminar hacia su casa mientras pensaba: "¡Qué buen material para un sermón! La semana que viene hablaré en la sinagoga y daré estos tres consejos. Y voy a escribirlos en la pared de mi casa y en mi escritorio para tenerlos siempre presentes. Esas reglas pueden cambiar a un hombre".
Entonces, de repente, vio al pájaro posado en un árbol, y este empezó a reír con tanta fuerza que el rabino pregunto:
¿Que pasa?
¡Necio! Tengo un diamante muy valioso en el estómago. Si me hubieses matado, te habrías convertido en el hombre más rico del mundo - dijo el pájaro
El rabino se arrepintió en el fondo de su corazón: "Soy un estúpido. ¿Qué he hecho? Creí al pájaro". Tiró los libros que llevaba y empezó a trepar al árbol. Era anciano y nunca en su vida había subido a un árbol. Y cuanto más arriba llegaba, más arriba volaba el pájaro, yendo de rama en rama.
Finalmente, e! pájaro llegó a lo mas alto del árbol, igual que el viejo rabino; y entonces el pájaro hecho a volar. Justo en el momento en que iba a echar mano al pájaro, este hecho a volar. El rabino perdió pie y se cayó del árbol. Entonces empezó a manarle sangre de las heridas. Se fracturó ambas piernas y estaba medio muerto.
El pájaro volvió a posarse en una rama baja y dijo:
Primero me creíste, te creíste que un pájaro pude tener un precioso diamante en el estómago. ¡Cretino! ¿Alguna vez has oído algo más absurdo que eso? Y luego intentaste lo imposible: nunca antes habías trepado a un árbol! Y cuando un pájaro está libre, ¿cómo pretendes atraparlo con las manos desnudas, atontado? y luego te arrepientes, sintiendo que te has equivocado, cuando has realizado una buena obra al liberar al pájaro.
Ahora regresa a casa y escribe tus reglas, y la semana que viene ve a la sinagoga y predícalas.
Y eso es justamente lo que hacen todos los predicadores. Les falta comprensión: solo carga con reglas, y las reglas son cosas muertas. La compresión no pesa, no hay que cargar con ella, es ella la que te lleva, la que se convierte en tus alas.
Cuando el calzado es cómodo .... te olvidas del pie
Osho
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