Estas elecciones ha sido de un pronóstico previsible, que en segunda vuelta se enfrenten los candidatos que representan la protesta, la falta de oportunidades, el efecto del “chorreo” que no llega a las mayorías, el sentir del 50% de la población que no se ven representados en ese “crecimiento” que a cada rato nos enrostran.
Pero también asistimos por primera vez a una “lucha” de comentarios en las redes sociales, comentarios que ofenden, que rayan en el racismo y en la intolerancia que ha “obligado” a un personaje como Gastón Acurio de decir basta a esta ola de críticas y de insultos. En lo particular me resulta a veces un poco chocante como personas hasta hace poco amigas, ahora se ven enfrentadas en una “lucha” no de ideas sino de argumentos de por que no votar por uno o por otro.
Como nunca vemos en nuestra bandeja de correos, mensajes insultantes respecto de los candidatos, buscando generar una corriente de opinión o de argumentar por que no debemos votar por KeiKo u Ollanta.
Tal como decían algunos analistas políticos los dos candidatos no han ganado por que han hecho una excelente campaña, por que presentan el mejor plan de gobierno, o por que son más o menos moderados en sus ideas o pretenden hacernos creer, han ganado por ese voto de rechazo, de protesta de creer en una luz de esperanza y de cambios reales que de verdad llegue a la mayoría.
El rechazo a esta forma tradicional de hacer política se evidenció en la protesta de los pobladores del distrito de Echarate. En el mes de Agosto del 2010 el distrito Cusqueño de Echarate, se encontraba en huelga indefinida en rechazo a la exportación del Gas de Camisea, cosa de verdad increíble pues este distrito recibe por canon y regalías S/. 358 millones y decíamos que era uno de los más ricos del país.
Como entender esta danza de millones frente a una realidad de atraso en el distrito, sin siquiera tener los servicios básicos cubiertos y menos un proceso de desarrollo real donde la población vea que sus principales frustraciones se vienen superando.
Como entender un crecimiento en el presupuesto para las regiones de 526 millones de soles en el año 2004 a 3,190 millones de soles en el 2010 sin que exista un solo proyecto de envergadura nacional impulsado por alguna región que procure el desarrollo regional o pluriregional.
Como entender un crecimiento en el presupuesto para los gobiernos locales de 3,643 millones de soles en el año 2004 a 11,964 millones de soles en el 2010 sin que exista un solo proyecto de envergadura regional impulsado por algún gobierno local que procure el desarrollo local o regional. Fuente Transparencia: http://ofi.mef.gob.pe/transferencias/gl/default.aspx
En trabajos últimos con gobiernos regionales para la formulación de planes regionales de desarrollo de capacidades, pudimos quizás ubicar el hilo de la madeja. La aprobación de los multiples PIP (Proyectos de Inversión Pública) adolecen de una serie de dificultades:
- Primero en su formulación, casi todos los proyectos son devueltos para su reformulación por observaciones que hacen imposible darle la viabilidad para su ejecución
- Segundo es el poco personal capacitado en las regiones para evaluar estos proyectos y lo mal remunerados que están profesionales de estas áreas y la poca predisposición de los funcionarios para desarrollar programas de capacitación y de fortalecimiento de capacidades
- Tercero es la volatilidad funcional, es decir, capacitamos a funcionarios, personal técnico que en un nuevo gobierno son cambiados, despedidos o simplemente dejados de lado para dar paso a la “visión” del gobernante de turno y
- Cuarto la corrupción para la adjudicación en la formulación y ejecución de los proyectos de inversión y desarrollo.
Por otro lado la ejecución de los proyectos que logran pasar estos filtros, que en su mayoría son de infraestructura, dejan mucho que desear: cumplen a duras penas las especificaciones técnicas, sus presupuestos son incrementados en demasía por las famosas ampliaciones de tiempos o los adicionales de obras por aspectos no contemplados en el proyecto.
Otro aspecto fundamental es la falta de planes de desarrollo regionales, pero planes que hayan sido formulados con la población organizada. En todas las regiones se tienen múltiples instrumentos de gestión: planes de desarrollo concertado, planes de competitividad, presupuestos participativos, planes estratégicos y podemos enumerar muchos “planes” más y sumar a estos las múltiples estrategias regionales. Pero cuando hacemos una pregunta sencilla a un trabajador o funcionarios de la región ¿cual es la visión del desarrollo regional?, cada uno dice a su entender esta visión sin hacer referencia a plan alguno o siquiera su visión se acerque a la visión de desarrollo del plan.
Esto es debido a que esos “instrumentos” de gestión han sido formulados de espaldas a la realidad, son los llamados planes 4×4: planes hecho por cuatro profesionales en cuatro paredes, estos planes así elaborados no sirven de mucho, solo sirven para el tramite y cumplimiento de la norma legal que obliga a estas instancias de tener un plan o en su defecto para adornar la biblioteca del funcionario de turno o del que dejó la región.
Por eso es que vemos después de un proceso electoral en regiones y en gobiernos locales una paralización de actividades y despidos de funcionarios y contratación de nuevos, que muchas veces se creen iluminados y tocados por un poder mágico que van a solucionar los problemas de la región o de la comunidad, sin entender que las soluciones obedecen a procesos, consensos y propuestas participativas que deben ser sintetizados en el PLAN DE DESARROLLO CONCERTADO.
Mientras tanto la población sigue viviendo con las mismas limitaciones de siempre: agua de mala calidad (cuando la tienen), sin servicios de saneamiento, un pobre servicio educativo en la escuelita de siempre donde muchas veces el maestro que enseña tiene que hacer maravillas para dotarse de elementos docentes que le permita desarrollar de una mejor manera su clase, un pésimo y muchas veces inexistente servicio médico en la posta de la comunidad donde no hay las medicinas básicas para atacar muchas veces un simple dolor de muela, un pésimo camino donde muchas veces sus hijos tienen que transitar para trasladarse por una hora o a veces más hacia la escuela, camino por donde le es difícil sacar su pobre producción al mercado local.
No crean amigos, que leen este espacio, que por enviar mas o menos mensajes a favor o en contra de algún candidato, o participar mas o menos en el Facebook con algún “análisis” político, o “rebotando” o “retwiteando” la bilis de Cesar Hildebrandt o de Vargas Llosa vamos a hacer pensar de manera diferente a la gran población que viven esta realidad día a día. Los que usamos estos espacios representamos un pequeño porcentaje de la población nacional.
Asistimos hoy en día una serie de posiciones intolerantes donde el político que ocupa la pantalla asume que la verdad es que la que brota de su boca y que debemos de creer, por que “eso” es lo único cierto y no lo que esta escrito y publicado en los planes o propuestas programáticas.
Sugiero investiguen que se entiende por intolerancia política. Imagino que los sociólogos, psicólogos y antropólogos tienen mucho que decir de uno u otro candidato.
Es cierto que el análisis realizado refleje un modelo que no ha sabido responder a las exigencias de las mayorías, pero estamos aún en una democracia imperfecta que debemos de construir con el ejercicio de todos: en nuestros hogares con la siembra de valores en nuestros hijos, procurándole una educación de calidad, de ser responsables en la tarea encomendada, de dar mas de si con un trabajo de calidad, de la vocación de servicio entre otros aspectos.
Tengamos en cuenta que los planes de gobierno de una agrupación política no nacen de la noche a la mañana, sino son parte de un proceso y muchas veces de un proyecto largamente ansiado y se reflejan en ellos la visión personal y familiar de los que han intervenido en su formulación.
No es menos que unas simples tres hojas de intensiones que nacen de una coyuntura política, con el argumento, dizque, de generar ¿consensos? Y que cada uno de los candidatos perdedores nos quiere hacer creer que basados en estos “acuerdos” decidirán su apoyo, deshojando margaritas como cual doncella que espera las mentiras de su amado.
El que votemos por una u otra opción no nos hacen ni más ni menos virtuosos, tal como comentaba con una persona amiga que defiende con ímpetu una posición indicando un tema de principios y de valores para definir su voto. Podemos ver ahora el doble mensaje de candidatos que antes decían que votar por ellos era la seguridad de vida y no un salto al vacío, pero que ahora pretenden, como si fuéramos tal ilusos hacernos creer que la verdad es la que ellos dicen, creo que la población es mucho más sabia, y nos está dando una muestra de lo que de verdad espera de los políticos.
Nos queda por nuestra parte analizar de manera profunda los planes políticos de cada una de las agrupaciones y de cual es la que nos pueda garantizar nuestras libertades, de expresión, de pensamiento y de vida.
Por mi parte haré el análisis de propuestas y votaré por la opción que me garantice seguir teniendo una posición libre, donde la intolerancia no sea la forma de gobierno, el escenario donde pueda proponer iniciativas técnicas de un mejor uso de los recursos y sobre todo el agua y tenga la posibilidad de ser escuchado, del futuro que quiero para mi hijos donde ellos no sean masacrados por pensar de manera diferente o por una lucha de la democracia.
La democracia, aunque imperfecta en nuestro caso, es la forma de gobierno que quiero, que deseo y que anhelo para un normal desarrollo de nuestro país.
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