domingo, 19 de diciembre de 2010

Corrupción en el sector agua


Imagen de exposición de Axel Dourojeanni
La publicación emblemática de Transparency International, el Informe Global de la Corrupción, explora la forma en que la corrupción socava los cimientos de nuestras sociedades y sugiere medidas para revertir esta situación.

El Informe Global de la corrupción en el año 2008, tomo como sector prioritario el Sector Agua, con importantes análisis, comentarios y sugerencias a tomar en cuenta.

Con esta entrada quiero compartir un poco el análisis realizado con el fin de que nos sirva como elementos de discusión de cuan lejos, o cerca, estamos de estos aspectos y cuanto podemos o debemos corregir con el fin de acercarnos un poco a la GIRH – Gestión Integrada de Recursos Hídricos en nuestros países.
Resaltamos que la corrupción en el agua, afecta de manera directa y profunda la vida de millones de personas al verse vulnerado su derecho al acceso a ella.

Crisis del Agua:

Diversos expertos señalan que la crisis del agua es una crisis de gobernabilidad, la corrupción no es la única causa de esta crisis, pero vaya que ayuda mucho en ella: sobrecostos, contaminación, perjuicio en el riego, asignaciones de agua que no obedecen a aspectos técnicos y medioambientales sino a satisfacción de intereses, asignación de estudios y ejecución de proyectos en base a intereses particulares, perforación de pozos sin autorización, abuso y mal uso de los recursos hídricos  solo por mencionar algunos.

A los problemas de escasez de agua, debemos de sumar ahora los efectos del cambio climático, situación que hace más urgente combatir el flagelo de la corrupción.
  • Aproximadamente 1,200 millones de personas no cuentan con acceso garantizado al agua potable.
  • Más de 2,600 millones no disponen de servicios básicos de saneamiento adecuados.
  • Un aproximado del 80% de problemas de salud, en países en desarrollo, están relacionados con la falta de servicios.
  • Mueren casi 1.8 millones de niños por año.
El informe realiza el análisis a través de 4 subsectores:
  • La Gestión de los recursos hídricos
  • Servicios de agua potable y saneamiento
  • Riego
  • Energía hidráulica
La Gestión de los recursos hídricos – GRH
Esta debe estar orientada a salvaguardar la sostenibilidad y el uso equitativo.
Por el pago de sobornos los casos de contaminación del agua suelen quedar impunes. Los fondos destinados a mejorar la gestión recursos hídricos terminan en los bolsillos de funcionarios corruptos.
La necesidad de adaptarse al cambio climático, vuelve a la erradicación de la corrupción en la GRH en una tarea mucho más urgente.
Mayor número de inundaciones va a demandar nuevas inversiones en infraestructura hidráulica y el reasentamiento de personas, mayores medidas de auxilio. Por lo tanto todas estas intervenciones son vulnerables a la corrupción.

Servicios de agua potable y saneamiento
Prácticas corruptas en cada uno de los eslabones, desde la elaboración de políticas y distribución de presupuestos hasta los sistemas de operación y facturación del servicio.
Riesgos en la adjudicación de contratos para construir y operar las infraestructuras hídricas municipales. La corrupción puede encarecer en un 30% la conexión de hogares a la red de agua.


Riego en la agricultura
Los sistemas de riegos pueden ser capturados por los grandes usuarios.
La regulación del riego con agua subterránea constituye un problema de particular relevancia.
Un problema también a resaltar es la no regulación del riego, la intromisión de dirigentes y directivos en la distribución del riego.

Energía hidráulica
Existen inversiones masivas en este sector, aproximadamente de 50,000 a 60,000 millones de dólares anuales en las próximas décadas.
La corrupción se da en:
•    Fases de diseño
•    Licitación
•    Construcción de grandes presas.
•    Programas de reasentamientos.

El agua un sector de alto riesgo para la corrupción
El Informe Global de la Corrupción 2008 arroja las siguientes conclusiones preliminares sobre por qué el agua es particularmente vulnerable a la corrupción.
  • La gobernabilidad del agua se extiende a otras instituciones. El agua se resiste a todo intento de clasificación jurídica e institucional, lo que crea una laguna regulatoria y es el motivo por el cual la gobernabilidad se encuentra dispersa entre distintos países e instituciones, dejando abiertas las puertas a oportunidades de corrupción.
  • En la mayoría de los países, se considera que la gestión del agua es un tema fundamentalmente técnico; es decir, se sigue abordando como un desafío de ingeniería. Como contrapartida, se tienen poco en cuenta las dimensiones políticas y sociales del agua y se dejan de lado aspectos como la corrupción y sus costos.
  • El agua involucra grandes flujos de dinero público. Los requerimientos de capital de este sector superan en más del doble a los de otros servicios públicos. Los grandes proyectos de gestión de agua, de riego y de construcción de represas son complejos y difíciles de estandarizar. Estas características no sólo permiten el enriquecimiento ilícito en los procesos de compras y adquisiciones, sino que también dificultan la detección de las manipulaciones fraudulentas.
  • La inversión privada en el sector del agua está creciendo en aquellos países en los que se sabe que existen elevados riesgos de corrupción. Nueve de los diez mayores mercados para la participación del sector privado en los servicios de agua y saneamiento se encuentran en países que presentan altos riesgos de corrupción, lo que plantea particulares desafíos a los inversores internacionales.
  • Los proveedores informales, en general vulnerables a la corrupción, siguen desempeñando un papel clave en la provisión de agua a los sectores pobres. En muchos países en vías de desarrollo, los proveedores informales son quienes posibilitan a los sectores desfavorecidos el acceso al agua, y cumplen en este sentido importantes funciones de enlace. Sin embargo, como suelen trabajar fuera de los marcos legales, sus operaciones son vulnerables a la extorsión y al soborno.
  • La corrupción en el sector del agua afecta más a los que tienen menos voz en el ámbito político. La corrupción perjudica a las comunidades marginales, a los pobres o, en el caso del impacto sobre el medio ambiente, a las generaciones futuras. Se trata, en todos los casos, de sectores o actores que no disponen de una voz suficientemente fuerte en el ámbito político y cuentan con capacidades limitadas para exigir una mayor rendición de cuentas.
  • El agua escasea cada vez más. El cambio climático, el crecimiento demográfico, los cambios en los hábitos alimenticios y el desarrollo económico, agravan la escasez de agua a nivel local. Cuanto menor es la cantidad de agua disponible, mayores son los riesgos de corrupción que surgen en el control de su abastecimiento.
Del diagnostico a la acción
Los estudios de casos y las experiencias que se presentan en el IGC 2008 proporcionan cuatro lecciones para la lucha contra la corrupción en el sector del agua.

Lección 1
Más vale prevenir la corrupción en el sector del agua, ya que erradicarla después es difícil y caro.
Cuando la corrupción conduce a contaminar el agua potable y a destruir ecosistemas, las consecuencias perjudiciales son a menudo irreversibles. Cuando el agua subvencionada da origen a industrias agrícolas poderosas y a grupos de presión, resulta más difícil reorientar los subsidios hacia los pobres.

Lección 2
Hay que comprender el contexto local, o de lo contrario las reformas fracasarán.
En la lucha contra la corrupción no es posible implementar una única solución para todas las circunstancias. Esto es particularmente cierto en el sector del agua, donde las condiciones de la oferta y la demanda, la infraestructura y los sistemas de gobierno imperantes varían enormemente en los distintos países. Entender las condiciones locales y los sistemas de incentivos específicos que sostienen la corrupción es un requisito esencial para concebir y poner en marcha reformas efectivas.

Lección 3
Erradicar la corrupción no debe estar en pugna con las necesidades de los pobres
Los costos de la corrupción en el sector del agua recaen de forma desproporcionada sobre los pobres. Los esfuerzos anticorrupción en favor de los pobres deberían centrarse en mejorar los tipos de provisión del servicio de agua que más les conciernen, tales como la construcción de tomas de agua públicas o la perforación de pozos rurales. Asimismo, estos esfuerzos deberían diseñarse de forma que no socaven sus medios básicos de vida. Por ejemplo, una ofensiva contra los proveedores informales podría quitar a los pobres una fuente segura y confiable de acceso al agua.

Lección 4
Es necesario ejercer presión “desde arriba” y “desde abajo”
Terminar con la corrupción en el sector del agua requiere romper los intereses y relaciones entrelazados que perpetúan el problema. Esto plantea un desafío extraordinario. Para ello, es necesario un liderazgo desde arriba -desde el poder político-, capaz de generar la voluntad política necesaria para impulsar reformas institucionales. Sin embargo, es igualmente importante complementar este enfoque con iniciativas desde abajo -desde la sociedad como contrapeso frente a quienes están en el poder, por ejemplo a través del monitoreo de los flujos de dinero o de evaluaciones comparadas del rendimiento de las empresas de servicios públicos.

Detener la oleada de corrupción
El Informe Global de la Corrupción 2008 presenta una serie de estrategias y herramientas promisorias para luchar contra la corrupción en la gestión de los recursos hídricos, en los servicios de agua potable y saneamiento, en el riego y en la energía hidráulica. Aunque la dinámica particular de cada país es lo que determina la combinación y secuencia correctas de las reformas anticorrupción, mencionamos brevemente a continuación las recomendaciones más significativas.

Recomendación 1
Ampliar y perfeccionar el diagnóstico de la corrupción en el sector del agua, pues de ello dependen el impulso y la efectividad de la reforma
Aún queda mucho por estudiar en materia del alcance y la naturaleza de la corrupción en el sector. Herramientas como las evaluaciones del impacto ambiental en las diferentes áreas del sector del agua, el seguimiento del gasto público o el mapeo de los riesgos de corrupción y pobreza, permiten aclarar los diferentes aspectos del “rompecabezas”. Es necesario perfeccionar estas herramientas, adoptarlas de forma generalizada en todo el sector y adecuarlas a los contextos locales específicos de modo que sienten las bases para la pronta implementación de reformas focalizadas.
Recomendación 2
Fortalecer el control regulador de la gestión y la utilización del agua
Los gobiernos y el sector público continúan desempeñando el papel más prominente en la gobernabilidad del agua, y deben aplicar controles reguladores eficaces sobre el medio ambiente, la prestación del servicio de agua y saneamiento, la agricultura y la energía. Las propuestas de reforma institucional que pueden frenar la captura regulatoria deberían ser prioritarias. Entre estas, cabe citar: el desarrollo de competencias y la capacitación del personal de los organismos reguladores; una adecuada dotación de recursos humanos, financieros, técnicos y administrativos; la creación de un mandato institucional claro; la implementación de principios de funcionamiento transparentes; y la introducción de un procedimiento de consulta pública y apelación.

Recomendación 3
Garantizar la competencia leal y una implementación de los contratos de agua capaz de rendir cuentas
En muchos países, el sector privado ha adoptado medidas básicas contra la corrupción como parte de sus procedimientos habituales de funcionamiento. Sin embargo, aún resta mucho por hacer para que se logre un verdadero impacto en el sector del agua. Los gobiernos y los contratistas pueden por ejemplo implementar Pactos de Integridad para los procesos de compras y adquisiciones. Asimismo, la gran demanda de inversiones en el sector implica que los financiadores, sean estas agencias de crédito a la exportación, bancos comerciales o los departamentos crediticios de las instituciones financieras internacionales, pueden tener un papel importante en la lucha contra la corrupción. Por ejemplo, por medio de la inclusión de cláusulas antisoborno en sus requisitos de debida diligencia.

Recomendación 4
Adoptar e implementar la transparencia y la participación como principios rectores de la gobernabilidad del sector
La transparencia sienta las bases de la supervisión pública y la rendición de cuentas, y debe señalar la forma en que los actores públicos y privados gestionan el sector del agua. Con demasiada frecuencia los compromisos con la transparencia y la rendición de cuentas no se han traducido en acciones. No obstante, se han incluido en el IGC 2008 diversos ejemplos que ilustran la manera exitosa en que la transparencia se ha venido practicando en la gobernabilidad del agua, tales como dar a conocer los presupuestos de los proyectos o publicar indicadores de desempeño. Estas iniciativas deben repetirse y utilizarse como base para el aprendizaje y la superación.

A lo largo de este Informe se ha presentado el aumento de la participación como un mecanismo que permite reducir la influencia indebida y la captura del sector del agua. La implicación de los grupos desfavorecidos en la elaboración de los presupuestos y en el desarrollo de políticas puede ser la manera de introducir un enfoque en favor de los pobres en el gasto del sector. La participación comunitaria en la selección de los sitios en los que se emplazan los pozos rurales y en el manejo de los sistemas de riego permite constatar que, en estos casos, los pequeños propietarios de tierras dejan de ser “los últimos de la fila”. La participación de la sociedad civil en auditorías, en la elaboración de mapas de contaminación del agua y en el monitoreo del rendimiento de las empresas de servicios públicos de agua crean importantes mecanismos adicionales, capaces de forjar un equilibrio de poderes más profundo. En definitiva, la transparencia y la participación generan la confianza y la seguridad necesarias para que el sector sea gobernable y quienes lo gestionan rindan cuentas, y la sociedad civil juega un papel crucial para que la información y las oportunidades de participación den lugar a una supervisión pública eficaz.

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