Discurso de inauguración del cobertizo |
Leía hace poco que el ministerio de agricultura construirá 1,234 cobertizos más este año con una inversión de más de siete millones de soles a través de AgroRural, con el fin de contrarrestar el fenómeno de las heladas, y proteger del frio al ganado vacuno, camélido y bovino. Señala la noticia, además, que desde el año 2006 ya se han entregado más de 20,000 cobertizos como parte de la mitigación adoptada por el sector agrícola, con una inversión de más de 15 millones de soles para disminuir las pérdidas económicas en las zonas altoandinas.
La notica es acompañada de imágenes del funcionario de turno, que desarrolla el programa como si el proyecto se hiciera con su dinero y no con el de todos los peruanos.
Las personas que hemos caminado por nuestras punas sabemos que las condiciones para desarrollar la vida en estas zonas son extremadamente difíciles: frio intenso, vientos fuertes, granizadas, sin posibilidad de adquirir nada así tengamos el dinero para hacerlo. Lo más elemental para hacer llevadera la vida en estas condiciones es difícil o, en el peor de los casos, imposible de obtener. En la mayoría de casos, cuando falta el pasto en las zonas bajas de la cuenca se lleva el ganado a pastar a las punas, para que, de esa manera, puedan sobrevivir y pasar los momentos de estiaje. Pero, junto con el ganado, se mueve también una población que es expuesta a las más duras condiciones de vida.
En supervisión a trabajos de represamientos |
Hace un tiempo hicimos un viaje a una de las lagunas en donde se ejecutaba un proyecto de represamientos, en la región Huancavelica. Subimos a este lugar con autoridades del propio distrito y funcionarios del Fondo Italo Peruano, financiera que impulsaba este proyecto en la propia puna a una altura de más de 4,000 m.s.n.m. En esta travesía nos topamos con una pequeña vivienda, la única que se podía distinguir a kilómetros de distancia. El grupo subió, como es obvio, con abrigos: gorros, guantes, casacas acolchadas, chalinas y doble pantalón, y con aprovisionamiento suficiente para paliar el hambre y la sed.
Al acercarnos a esta vivienda, en el portal de la misma, nos recibió la mirada extraviada de un niño de menos de un año. El pequeño niño estaba sin pantalón, solo con un pobre abrigo y con una papa en la mano, expuesto al violento aire de la puna.
Niño en su vivienda altoandina |
Al verlo, todos sentimos un nudo en la garganta y pensar en qué si estábamos haciendo todo lo posible para que esta situación de vida no se dé, y si el propio proyecto en ejecución era suficientes para superar las condiciones de vida de esta población. Más aún cuando se nos acercó la mamá del niño y nos ofreció un plato de papas. Compartir algo cuando se tiene, es relativamente fácil, pero compartir cuando no se tiene absolutamente nada, eso es de verdad amor, cariño al prójimo, demostrar de alguna manera que somos bienvenidos. Ese día, dejamos todos los víveres que habíamos llevado, alejándonos de aquel lugar con la sensación de que no bastaba solo eso, nada es suficiente para recompensar la amabilidad de esta persona, ni las condiciones de vida en las cuales se desarrollaban.
Recordaba también las enseñanzas del curso de DISEÑO RURAL, que alguna vez estudiamos en la facultad de ingeniería agrícola. Ahora, creo que el diseño debe ser único, claro, considerando las condiciones de vida y el hábitat que nos rodea; pero, pensando en dotar a las condiciones de confort mínimas para desarrollar la vida. Los proyectos de Cobertizos de nuestro ministerio deben de tener un componente de mejoras en la propia vivienda. Existen formas y mecanismos para hacerlo, y existen muchas pruebas de ellos, tales como trabajos de la UNALM con sus viviendas mejoradas (trabajos dados años atrás y que deben ser retomados), de la Católica, de los proyectos exitosos como Sierra Productiva, en donde la solución a los problemas se hacen de una manera integral. De esta manera, el Desarrollo Sostenible no solo será un logo, un lema, o un cliché, sino una filosofía de enfoque de los proyectos que iniciemos.
Pensemos también en los mensajes que se nos daba en el curso de PLANEAMIENTO RURAL o en los de Proyectos de Inversión: “….debemos de planificar con y no para..”
De esto, es más fácil el decir que el hacer. En muchos casos, se planifica para la población: realizamos planes, formulamos proyectos, planteamos diversas actividades, de manera errónea, a espaldas a la población, cuando lo correcto sería ir de la mano con ellos. Estos planes y proyectos son los llamados Proyectos/Planes 4×4, es decir 4 profesionales en 4 paredes, cuyos resultados son para el discurso, y, si se ejecutan, no solucionan los problemas reales de la población.
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